Comentario
Cómo se casó Cortés
Murió Doña Catalina Suárez sin hijos; y como en Castilla se supo, trataron muchos de casar a Cortés, que tenía mucha fama y hacienda. Don Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, trató con mucho calor de casarle; y así, le casó con doña Juana de Zúñiga, sobrina suya e hija del conde de Aguilar, don Carlos Arellano, por los poderes que tuvo Martín Cortés. Era doña Juana hermosa mujer, y el conde don Alonso y sus hermanos muy valerosos y favorecidos del Emperador; por lo cual, como colmaba la nobleza y antigüedad de aquel linaje, se tuvo por bien casado y emparentado. Traía Cortés cinco esmeraldas, entre otras que consiguió de los indios, finísimas, y que las tasaron en cien mil ducados. Una de ellas estaba labrada como rosa, la otra como corneta, otra era un pez con los ojos de oro, obra maravillosa de los indios; otra era como una campanilla, con una rica perla por debajo, y guarnecida de oro, con "Bendito quien te crió" por lema; la otra era una tacita con el pie de oro, y con cuatro cadenitas para tenerla, asidas en una perla larga por botón; tenía el bebedero de oro, y por letrero, Inter natos mulierum non surrexit major. Por esta sola pieza, que era la mejor, le daban unos genoveses, en la Rábida, cuarenta mil ducados, para revender al Gran Turco; pero no las hubiera dado él entonces por ningún precio; aunque después las perdió en Argel, cuando fue allá el Emperador, según lo contamos en las guerras de mar de nuestro tiempo. Le dijeron que la Emperatriz deseaba ver aquellas piezas, y que se las pediría y pagaría el Emperador; por lo cual las envió a su esposa con otras muchas cosas, antes de entrar en la corte, y así se excusó cuando le preguntaron por ellas. Las dio a su esposa por joyas, que fueron las mejores que nunca en España tuvo mujer alguna. Se casó, pues, con doña Juana de Zúñiga, y se volvió a México con ella y con título de marqués.